El
embarazo en la adolescencia afecta la salud, educación, proyecto de vida,
relaciones sociales y culturales, y la economía, entre otros aspectos. Ser
madre o padre adolescente suele iniciar y/o reforzar, sin distinciones
sociales, una serie de condiciones de vulnerabilidad asociadas a la falta de
preparación para esta nueva responsabilidad, características propias del desarrollo
en esa etapa y a la adopción de roles de género tradicionales, así como a la
pérdida de vivencias y adquisición de conocimientos propios de la adolescencia.
La maternidad y paternidad temprana, suele tener efectos negativos graves en
los hijos e hijas de las y los adolescentes, exponiéndolos a condiciones
adversas que obstaculizan su desarrollo.
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